Mamá, quiero ser científica, ingeniera y matemática

Mamá, quiero ser científica, ingeniera y matemática
Woman studying home repair using tools

 

Incentivar y facilitar el acceso de las mujeres desde fases incipientes a las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y adoptar las medidas necesarias para eliminar las barreras que impiden su pleno desarrollo profesional en estos campos es uno de los puntos principales de la declaración que los 22 países iberoamericanos adoptaron durante la reunión ministerial de Ciencia y Tecnología celebrada en Santiago de Compostela, España, en noviembre de 2022.

El manifiesto se aprobó en el marco de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno que bajo el epígrafe “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible” reconoce la importancia de abordar desde la ciencia y la innovación los grandes retos globales: crisis sanitaria y de cuidados, emergencia climática, transformación tecnológica y necesidad de articular un nuevo paradigma para el estado de bienestar en el siglo XXI.

En el espacio iberoamericano, la investigación científico-tecnológica se encuentra por debajo de las cifras aconsejables, señala la declaración, y, además, los indicadores muestran asimetrías importantes en el número de investigadoras e investigadores. El desequilibrio sustancial entre los diversos campos del conocimiento es justamente más acusado en aquellas áreas prioritarias para el desarrollo sostenible como son la ciencia y la tecnología.

La Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en los Entornos Digitales, promovida por la SEGIB y presentada en mayo de 2023, también reconoce la existencia de una brecha de género “que se pone de manifiesto en los niveles de seguridad, competencias y participación en los entornos digitales, generando en particular una menor presencia y apropiación digital de las mujeres en este ámbito, incluso en la educación, el empleo y otras esferas del desarrollo económico y social”, recoge la Carta.

El documento promueve la adopción de políticas públicas que tiendan a disminuir la brecha de género digital y a fomentar el acceso de las mujeres al universo STEM.
Existen precedentes. Entre 2017 y 2022 Portugal acometió desde las políticas nacionales un enfoque sistemático y diversificado para revertir el problema de la infrarrepresentación de las niñas y las mujeres en las disciplinas STEM.
El trabajo se asentó en estrategias como la asociación y alianza con redes de mujeres en TIC, el doble abordaje en términos de políticas de igualdad -acciones positivas combinadas con iniciativas de cambio institucional y transversalidad de género- y el enfoque multinivel y multiactor que implica a empresas, escuelas, universidades y municipios, además de una estrategia de comunicación sistemática.
“Uno de los principales desafíos para la sostenibilidad de estos esfuerzos es la continuidad de una acción integrada que incluya a mujeres y redes feministas y que esté anclada en una fuerte voluntad política y de acción”, señala la investigadora y ex secretaria de Estado de Ciudadanía e Igualdad de la República Portuguesa, Rosa Monteiro. “Para ello es importante mantener el tema en la agenda política y pública y continuar coordinando programas de redes como Alianza por la Igualdad en las TIC o Ingenieras por un día, un evento de gran alcance y éxito, que incluso se está exportando a otros países”, concluye Monteiro.

Referentes, referentes, referentes

La participación de mujeres y niñas y la adopción de una visión de género en ciencia y tecnología es fundamental para evitar que el mundo digital lo desarrolle una abrumadora mayoría de programadores varones. La llegada de la Inteligencia Artificial va a disparar -ya lo hace- la generación de nuevas posibilidades formativas y de empleo, facilitando una transformación social comparable a las anteriores revoluciones industriales. Contar con referentes es esencial para que las niñas dejen de autopercibirse como jugadoras de segunda en un marco tan decisivo.

Según la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), el número de mujeres que trabaja como investigadoras es inferior al 50% del total de científicos y tecnólogos en la mayoría de los países de Iberoamérica. Su informe, El Estado de la ciencia 2022, plantea que las brechas por género son de diferente magnitud: en Chile, México y Perú las mujeres representan tan sólo un tercio de las personas que investigan. Por el contrario, en Argentina, Uruguay, Trinidad y Tobado y Venezuela superan el 50%.

El mismo estudio indica que, a pesar de que el 55% de la población universitaria de Iberoamérica está integrada por mujeres, su participación en carreras STEM es solo del 21%, e igual o inferior al 13% en países como España, Brasil o Chile.

 

Cambios en la autopercepción

La chilena Constanza Díaz Carvajal busca acelerar un cambio de paradigma en la autopercepción de las niñas. Ha impulsado la creación de la ONG TecMujer (Tecnología con nombre de Mujer) orientada al desarrollo de vocaciones STEM, además de desarrollar el programa de Technovation Girls Chile, del que es directora ejecutiva. “A través de él colaboramos con el plan de digitalización escolar y con distintos Ministerios en el desarrollo de planes de acercamiento de niñas y jóvenes a áreas STEM”, señala.

Technovation Girls es una iniciativa internacional que busca cerrar la brecha de género en las vocaciones estudiantiles de niñas y adolescentes en más de 115 países de la mano de distintos socios de la industria tecnológica. El programa entrega a las niñas una formación de 100 horas con herramientas que las capacitan no sólo para crear una aplicación móvil, sino también para animarlas a contemplar el emprendimiento y la autogestión como una opción de vida.

“En Chile desarrollamos el programa Technovation de dos maneras. La primera, de forma escolar en cerca de 50 liceos de diez regiones, dentro de la clase de tecnología e inglés. En paralelo trabajamos con diez universidades de cinco regiones del país (Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta y Arica), donde desarrollamos el Programa de manera interescolar con el apoyo de profesores y voluntarios de diversas empresas de tecnología y educación”, comenta Díaz.

En ocho años la iniciativa ha logrado que las alumnas ganen diversos concursos nacionales e internacionales y el éxito sostenido ha permitido extender el programa y llegar a más regiones, impulsando así las vocaciones STEM en más niñas del país y “alcanzando a localidades pequeñas que se organizan con sus colegios y municipios para asistir los sábados a la modalidad interescolar”, comenta Constanza Díaz.

“Nuestro objetivo principal es estrechar la brecha de género en el mundo de la ciencia. Es un logro que, tras el paso por nuestro programa, un 70% de las niñas y adolescentes declara querer estudiar una carrera STEM en la Universidad”, insiste.

Díaz participa también en la comunidad de Technovation LATAM donde ayuda en el proceso de articulación de Technovation en la región y en la gestión del crecimiento y medición de impacto. “A escala regional hemos hecho el acompañamiento a quienes están abriendo Technovation en Argentina, Perú y Colombia”.

Constanza Díaz también formó parte del equipo de Mujeres en Conexión que trabajó en el proceso de generación del marco teórico del gobierno digital que posteriormente se utilizaría en el primer gobierno de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010).

“Entrar en el mundo de la tecnología me ayudó a desafiar mis límites y a enfrentar nuevos desafíos laborales. Creo que el trabajo educativo relacionado con áreas STEM es enriquecedor desde el punto de vista humano y profesional, inculcando no sólo en mí, sino en un amplio equipo de personas, una vocación social por mejorar las condiciones y la equidad en el campo de las ciencias y las matemáticas”, comenta.

Durante la pandemia impulsó el desarrollo de distintas iniciativas que dieran conectividad y equipamiento a niñas en todo Chile, aunando esfuerzos de fundaciones chilenas como Comeduc y Trabajo Social en Red.

 

De lo individual a lo colectivo

La dominicana Eduvigis Ortiz se formó en ingeniería industrial y ha desarrollado toda su carrera en los ámbitos de la consultoría y las tecnologías de la información. Para ella, la importancia de acercar a las niñas y mujeres a las disciplinas STEM radica en la necesidad de construir una sociedad más equitativa y mejor en todos los sentidos. “Cuando las mujeres están infrarrepresentadas en estos campos, perdemos la valiosa perspectiva y creatividad que aporta más del 50% de la población, no podemos permitirnos no utilizar todo el talento disponible”.
Para Ortiz, la diversidad de género en STEM no solo es una cuestión de justicia social, sino también de innovación y de creación de prosperidad. “En las empresas, los equipos diversos generan ideas más creativas y resuelven problemas de manera mucho más efectiva. Al involucrar a las mujeres en STEM, no solo estamos abriendo oportunidades individuales, también contribuimos a un futuro más prometedor y sostenible para la humanidad”.

Ortiz indica que las barreras que enfrentan las mujeres en STEM a menudo están arraigadas en estereotipos de género que establecen sesgos inconscientes y crean unas expectativas culturales que, en muchas ocasiones, “se convierten en barreras sociales o, aún peor, en límites autoimpuestos. Desde una edad temprana, las niñas viven una presión social para conformarse con roles tradicionales y los estereotipos culturales pueden desalentarlas de perseguir carreras en campos técnicos”, indica.

La falta de visibilidad de modelos femeninos que sirvan de referente y la escasez de representación en estas áreas contribuyen a la falta de confianza de las mujeres para plantearse estudiar una carrera científico-tecnológica. “Todas las iniciativas y esfuerzos para acercar la tecnología y la ciencia a las niñas y jóvenes son esenciales: proporcionan apoyo, inspiración y una red de recursos que ayudan a superar estos obstáculos y fomentan la participación activa del talento femenino en estos campos”, continúa la ingeniera dominicana.

Ortiz es responsable de Alianzas Estratégicas de la compañía tecnológica SAS y le gusta decir que quien trabaja en tecnología es libre. “Puedes elegir desarrollarte en empresas acordes con tus valores desde cualquier parte del mundo, tienes flexibilidad, el aprendizaje es parte de tu día a día y, además, se trata de puestos que, en general, están bien remunerados”.

La ingeniera insiste en que la tecnología facilita el acceso a la educación, abre oportunidades de empleo remoto, facilita el emprendimiento y conecta personas y saberes. “No tiene barreras geográficas y reduce las socioeconómicas, permitiendo a las mujeres participar en la economía global de maneras que hasta hace poco eran inimaginables”.

La inquietud de Ortiz por ensanchar esa visión le llevó a fundar Women4Cyber Spain, de la que es presidenta y desde la que trabaja para incorporar, inspirar, visibilizar, formar y acompañar el talento femenino en tecnología y ciberseguridad.

También coordina la comunidad Women in Machine Learning & Data Science que visibiliza los proyectos que realizan mujeres en el mundo de los datos “para desmitificarlos y mostrar que la inteligencia artificial también tiene cara femenina”.

La implicación de Eduvigis Ortiz no queda aquí: también es jueza de Technovation, voluntaria y mentora en Inspiring Girls y STEM Talent Girl y miembro de la comunidad informal MujeresTech, que potencia el valor de las referentes femeninas en el sector tecnológico.

 

Herramienta de empoderamiento

Periodista de formación y comunicadora tecnológica por convicción, la venezolana Mildred Laya llegó a la tecnología sin proponérselo. “Comenzar en telecomunicaciones no fue una decisión, fue una oportunidad, un tren al que me subí hace 30 años que cambió el rumbo de mi carrera profesional y personal y que me ha permitido estar en primera fila de cambios relevantes y adquirir un enfoque de globalidad que implica una visión enriquecedora y diversa del mundo”, comenta.

Hoy es Directora de Programas Ejecutivos de la multinacional tecnológica Salesforce para Iberia e Italia y reconoce la oportunidad que supone estar vinculada a una industria que se transforma cada día y en la que “siguen pasando trenes porque el cambio generacional es mucho menos violento en el sector tecnológico. Convivimos hasta tres generaciones en el mismo entorno profesional”.

Para la ejecutiva, la capacidad de la tecnología de acelerar el empoderamiento económico y social de las mujeres funciona exponencialmente. “La tecnología ofrece acceso y participación y un abanico importante de opciones para planificar nuestro futuro. Conectarnos ya no es complejo ni costoso y ha estrechado una brecha gigantesca, especialmente para mujeres con escasos recursos o que viven en zonas remotas”, continúa Laya.

Mildred Laya insiste en que cada vez existen más mujeres referentes visibles y activas en el ámbito STEM, además de comunidades que exaltan el liderazgo y talento femenino y empresas enfocadas en programas de igualdad y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que impulsan proyectos que hace pocos años eran inviables.

La mentoría, superando el erróneo mantra de una híper competitividad entre mujeres, mueve a Mildred Laya a participar sistemáticamente en iniciativas que hacen foco en crear redes de conocimiento y experiencia entre mujeres, siempre con el apoyo de compañeros masculinos.

Es miembro de la Salesforce Women´s Network centrada en crear actividades orientadas a descubrir y promover historias de mujeres que han logrado sus propósitos apoyándose en la ciencia y la tecnología. También es mentora y voluntaria en InspiringGirls España, comunidad presente en 33 países cuyo objetivo es incrementar la información y la autoestima en niñas entre 7 y 17 años para que conozcan las posibilidades de carreras profesionales o proyectos de emprendimiento basados en ciencia y tecnología.

“Soy también fundadora y voluntaria de Margarita Bly, un think tank de profesionales de la comunicación que organiza acciones para dar visibilidad a historias e impulsar proyectos que inspiren a las nuevas generaciones de periodistas a explorar opciones en el sector de ciencia y tecnología como palanca esencial de nuestra economía, sociedad y futuro. Funciona como una comunidad de personas «no tecnólogas» convertidas en intérpretes de la tecnología”.

Eduvigis Ortiz y Mildred Laya han unido saberes y entusiasmos para ir más allá de lo obvio en el apoyo y la mentoría a niñas y mujeres en disciplinas STEM. Ambas tenían la necesidad de ampliar su experiencia a Iberoamérica y lo han hecho a través de Cruzando Puentes, un espacio de radio sobre inversión, emprendimiento, innovación, tecnología y cultura.
Desde el acceso a la investigación hasta la creación de comunidades virtuales y el impulso del emprendimiento femenino, la ciencia y la tecnología desempeñan un papel fundamental en la autonomía y el empoderamiento de las mujeres en una sociedad digital creada a una velocidad inédita y de cuya construcción no pueden quedar al margen. Tampoco en Iberoamérica.