Catalina Devandas, relatora especial de la ONU: “La comunidad debe entender que no somos personas enfermas”

Catalina Devandas Aguilar, la primera Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, valora los avances logrados hasta ahora en Iberoamérica, pero advierte sobre importantes retos en materia de salud.

Catalina Devandas, relatora especial de la ONU: “La comunidad debe entender que no somos personas enfermas”
La relatora especial de la ONU para temas de discapacidad Catalina Devandas, insiste en la inclusión social de las personas con discapacidad.

En 2014, Catalina Devandas se convirtió en la primera Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, tras ayudar a instalar el tema en el seno del organismo internacional.

Antes trabajaba como encargada del Programa de Alianzas Estratégicas del Disability Rights Advocacy Fund y en la unidad de la Secretaría de las Naciones Unidas responsable de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD).

La abogada de origen costarricense sostiene que, desde la aprobación de la CDPD en 2006, la situación de este colectivo ha mejorado. Sin embargo, considera que es necesario que los países sigan revisando su legislación, un aspecto que en el que Iberoamérica “ha avanzado considerablemente en relación con el resto del mundo”.

“La región iberoamericana tiene una disposición muy favorable al cambio de paradigma de los derechos de las personas con discapacidad y está mucho más cerca de asimilar esa transformación necesaria”, asegura Devandas.

“Estamos viendo cambios mucho más acelerados respecto de la legislación y la capacidad jurídica de este colectivo, enfocados a respetar su consentimiento libre e informado”.

      Acceso al sistema de salud

No obstante, Devandas, quien nació con espina bífida, afirma que sigue habiendo obstáculos en materia de acceso a la salud, por lo que hay que priorizar este tema: “Las personas con discapacidad no están recibiendo la misma calidad de servicios y, por lo tanto, tienen peores resultados”.

“La comunidad debe entender que no somos personas enfermas; al contrario, podemos tener vidas muy sanas y muy participativas”, subraya.

“Pero lo que está pasando, en la práctica, es que este colectivo viven 15 o 20 años menos, porque no tiene acceso a las prestaciones que necesita”.

Devandas señala otro punto deficitario es la cobertura médica: “Las personas con discapacidad estamos en desventaja en los países donde no existe una cobertura estatal de la salud, donde no se ha legislado sobre el acceso a los seguros médicos”.

Y advierte que en muchos casos los seguros privados “tienen cláusulas discriminatorias y no dan cobertura a las personas con discapacidad”.

“Las personas con discapacidad estamos en desventaja en los países donde no existe una cobertura estatal de la salud”

      Desafíos en Iberoamérica

La relatora de las Naciones Unidas dice que, si bien Iberoamérica ha avanzado considerablemente en los últimos diez años en materia de reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad, aún hay grandes desafíos por delante.

“En el área de la salud mental, todavía existen vulneraciones muy grandes, en las que personas con discapacidades psicosociales enfrentan con frecuencia tratamientos involuntarios”, afirma.

Por otra parte, Devandas advierte que las personas sordas constituyen uno de los grupos más vulnerables en cuanto a la inclusión en la educación en Iberoamérica.

Y ejemplifica: “En los servicios públicos no hay intérpretes, por lo que ellas mismas se consideran personas analfabetas en el plano de la salud, ya que no pueden acceder a ningún tipo de prevención ni asistencia que las considere”.

Otro reto es la accesibilidad. Para Devandas, “las instalaciones públicas deben hacerse accesibles para personas con discapacidad, dar entrenamiento y capacitación al personal en derechos humanos e invertir en el equipamiento”.

Según la relatora, estas medidas no sólo beneficiarán a las personas con discapacidad, sino también a ancianos, niños y embarazadas, lo que, en definitiva, significará disponer de servicios “más humanizados”.