Iberoamérica construye un gran campus universitario sin fronteras

Iberoamérica avanza en la movilidad del talento, la transformación digital de la Educación Superior y el reconocimiento de títulos universitarios para construir un espacio común de educación superior.

Iberoamérica construye un gran campus universitario sin fronteras

Unos 32,5 millones de estudiantes cursan hoy estudios universitarios en nuestra región, de los cuales el 70% es la primera generación de su familia que asiste a la universidad, según datos de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Esto supone una expansión del 40% en la cobertura y acceso de las universidades iberoamericanas durante la última década. Estas cifras avalan también que la verdadera riqueza de un país no está en sus materias primas, sino en su materia gris, un recurso muy valioso que hoy se está formando en los centros educativos de todos los países iberoamericanos.

Otro dato a tomar en cuenta es que desde las universidades iberoamericanas se produce el 60% de la innovación y la investigación científica de la región, según constata la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT).

Pero a pesar del continuo aumento en la matrícula universitaria, la educación superior en nuestra región enfrenta el desafío de la relevancia y pertinencia de los conocimientos impartidos en las aulas respecto a las demandas del mercado laboral y de una sociedad cada vez más exigente.

La matrícula universitaria ha crecido un 40% en la última década. Unos 32.5 millones de estudiantes cusan estudios universitarios. ¿Cómo asegurar la relevancia y pertinencia de la educación superior en un mundo cambiante?

La juventud es uno de los grupos más duramente golpeados por las consecuencias de la pandemia, efectos que se sienten en forma de precariedad laboral, desempleo y falta de oportunidades. La crisis COVID también aceleró las deficiencias prexistentes y el desafío de la adaptación científica, tecnológica y humana de las universidades.

Ante esa disyuntiva: ¿ofrecen nuestras universidades las herramientas para que los y las universitarias protagonicen una recuperación con transformación en Iberoamérica? ¿Cómo conectar universidad, empresa y sociedad para enriquecer la calidad de la educación superior?

Espacio Iberoamericano de Educación Superior

Los países iberoamericanos son plenamente conscientes del valor estratégico de las políticas de educación superior, tanto para una recuperación con transformación como para avanzar hacia una “nueva revolución industrial verde e inclusiva que aproveche el valor de las nuevas tecnologías”, según recoge la Declaración de la Reunión Ministerial de Educación Superior de Iberoamérica, realizada pasado el 31 de marzo y 1 de abril en República Dominicana.

Aspectos como el reconocimiento de períodos de estudios y títulos universitarios entre países, la transformación digital de la educación superior, la movilidad académica y el intercambio virtual son algunos temas en los que trabajan los países iberoamericanos para construir este espacio común de educación superior.

Iberoamérica avanza en la construcción de un espacio común de educación superior, promoviendo el reconocimiento de títulos y períodos de estudio, la transformación digital y la movilidad académica

En el camino hacia esta mayor integración educativa, el Sistema Iberoamericano de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (SIACES) juega un papel fundamental. Se trata de una especie de sello de calidad que facilita el reconocimiento de títulos y períodos de estudio estableciendo marcos homologables para evaluar la calidad de la educación superior a partir de datos comparables entre países.

Esta cooperación entre agencias y sistemas nacionales de evaluación y acreditación de la educación superior es vital para avanzar en la pertinencia y relevancia de la educación en sintonía con la realidad económica y social de nuestros países.

Transformación digital y movilidad académica

Cuando las puertas de las universidades iberoamericanas se cerraron por la pandemia, las puertas de la tecnología se abrieron para ayudar a mantener las clases en formato virtual. En ese momento quedaron al descubierto las brechas digitales y educativas que afectan más duramente a los alumnos con menos recursos y acceso a la tecnología.

Conscientes de que la brecha tecnológica es hoy una de las mayores asignaturas pendientes de la educación superior, los países iberoamericanos aprobaron la Estrategia Iberoamericana para la Transformación Digital de la Educación Superior (EITDES).

Esta estrategia contempla, entre otros aspectos la mejora de las competencias digitales de profesores y alumnos, un mayor uso de recursos digitales en la enseñanza, la participación de estudiantes en proyectos de investigación o el uso compartido de soluciones tecnológicas entre diferentes instituciones.

Este camino de transformación digital también va unido a un nuevo enfoque de la movilidad académica desde la plataforma Campus Iberoamérica, donde están recogidas más de 56.000 oportunidades de movilidad académica y profesional en 900 programas de diferentes países iberoamericanos.

La iniciativa Campus Iberoamérica se enriquece al sumar el intercambio académico virtual a la movilidad presencial tradicional

La última reunión ministerial de Educación Superior acordó reenfocar Campus Iberoamérica incorporando más opciones de intercambio virtual a las oportunidades ya existentes de movilidad presencial.  Se trata de una apuesta por crear una gran comunidad educativa que fomente la colaboración internacional entre estudiantes, docentes y personal de las instituciones de educación superior, tanto desde la experiencia presencial como virtual.

Circulación del talento

En su estudio, “Educación Superior, Productividad y Competitividad”, la OEI asegura que un acelerado crecimiento de la matrícula universitaria podría incluso ser contraproducente si los estudiantes no reciben una educación de calidad en línea con las demandas del mercado laboral.  Este mismo informe recomienda reforzar la llamada “educación dual”, que combina el aprendizaje en las aulas con las prácticas profesionales.

La movilidad de estudiantes y profesionales y el reconocimiento de títulos universitarios entre países podría facilitar esta necesaria vinculación entre universidad, mercado laboral y sociedad.

En este contexto cobra especial importancia la puesta en marcha del Convenio Marco para la Circulación del Talento, firmado durante la XXVII Cumbre Iberoamericana y en el que participan nueve países: Brasil, Colombia, El Salvador, España, Guatemala, Nicaragua, Portugal, Paraguay y República Dominicana.

El acuerdo facilita la movilidad de directivos y trabajadores especializados, la circulación de profesionales titulados, investigadores, inversores y emprendedores, así como las prácticas y pasantías de estudiantes en empresas iberoamericanas.

Nueve países iberoamericanos participan en el Convenio para la Circulación del Talento, que facilita la movilidad de profesionales, investigadores y emprendedores, así como prácticas y pasantías de estudiantes.

Este instrumento facilita que profesionales formen parte de un proyecto de investigación científica o tecnológica o desarrollen actividades docentes en una institución de enseñanza superior en los países parte de este convenio.

De igual manera, podrán desarrollar una actividad profesional técnica o especializada en el marco de un contrato de trabajo u otro tipo de contrato, realizar una inversión significativa o un proyecto empresarial relevante o innovador.

En una época de constantes cambios, apostar por el conocimiento, la movilidad del talento y una educación de calidad significa sembrar semillas de desarrollo. Bien lo decía el químico e investigador español José Luis García “hay valores estratégicos principales como la educación, la sanidad o la ciencia, a partir de los cuales se construye una sociedad. Si reducimos la inversión en estas áreas en época de crisis, sólo lograremos profundizar y alargar la crisis”. Estas palabras que vienen desde la ciencia, son toda una invitación a tener una mirada de largo plazo.