Hacia un nuevo pacto social desde la innovación

Una recuperación transformadora requiere de nuevas formas de hacer y amplios consensos con diferentes actores para abordar conjuntamente los desafíos estructurales que siguen lastrando el desarrollo de Iberoamérica. La innovación puede ser la semilla de esas transformaciones tan decisivas como urgentes que permitan “co-crear” un nuevo futuro.

Hacia un nuevo pacto social desde la innovación

En los peores momentos de la emergencia COVID se hablaba mucho del “día después”, esa luz al final del túnel que inauguraría un nuevo (y mejor) horizonte post pandemia. Luego del durísimo golpe en términos sociales, económicos y políticos, ese “día después” ya está aquí.

Pasada la emergencia sanitaria, la urgencia socioeconómica y los desafíos estructurales que agudizaron la crisis persisten y apuntan a la necesidad de una recuperación con transformación, una idea que se extiende en los análisis de especialistas y organismos internacionales, así como en la  sociedad civil iberoamericana.

Ese “día después” de la crisis, exige nuevas miradas, a menudo disruptivas, que impulsen “nuevas formas de hacer” para repensar y co-crear el futuro, con la Agenda 2030 como horizonte común.  Semejante desafío requerirá grandes dosis de innovación y amplios consensos desde las instituciones públicas, las empresas, la sociedad civil, la academia, la comunidad científica, los gobiernos locales y también desde una política con mayúsculas, que mire más allá de los ciclos electorales.

Tal y como afirma la reconocida economista Mariana Mazzucato, en su trabajo sobre Cambio transformacional en América Latina y el Caribe”, “el crecimiento económico y la innovación no solo tienen una tasa, sino que deben tener una dirección”, un horizonte, una misión. Por lo tanto, es crucial establecer objetivos claros y orientar la innovación, las alianzas, las herramientas de política pública y las instituciones gubernamentales a estos objetivos establecidos mediante grandes consensos a nivel nacional, regional y global.

Es hora de preguntarse, ¿cómo puede la región avanzar hacia una transformación que aborde los desafíos estructurales que agravaron la crisis? ¿Cómo crear consensos sociales duraderos para agendas constructivas? ¿Cómo delinear una noción de lo público más allá de lo estatal con participación de la ciudadanía?

El crecimiento económico y la innovación no solo tienen una tasa, sino que también deben tener una dirección”, un horizonte, una misión

Estos desafíos estructurales que históricamente viene arrastrando Iberoamérica como la pobreza, desigualdad, baja productividad, bajo crecimiento económico o la alta informalidad podrían también verse como oportunidades para una política pública impulsada por esos retos y orientada a resultados. De allí que esta nueva edición del Portal Somos Iberoamérica analiza el camino hacia una Iberoamérica en transformación desde la mirada de la sociedad civil, el sector privado, la administración pública, comunidad científica y académica, entre otros.

Desde la sociedad civil se demanda un nuevo pacto social, algo en lo que también coincide el sector empresarial, que pide grandes consensos y más colaboración público-privada. Al mismo tiempo, algunas administraciones públicas están acelerando la innovación para reconectar con la ciudadanía, en un momento de desconfianza y hastío institucional. Pero, todas estas transformaciones necesitan liderazgos renovados, una revolución digital ética  que ponga a las personas y sus derechos en el centro y que aproveche las nuevas herramientas tecnológicas para acometer estos desafíos.

¿Qué hacer y por dónde empezar? Desde la visión de la sociedad civil, las empresas, las instituciones públicas y reconocidos científicos consultados para esta nueva edición del Portal Somos Iberoamérica, se desprenden estas cuatro claves:

  1. Alcanzar un nuevo pacto social y fiscal
  2. Aumentar la colaboración público-privada y la inversión en sectores estratégicos
  3. Instituciones públicas más ágiles que conecten con la ciudadanía
  4. Ciencia, tecnología e innovación ética aplicada a desafíos concretos

Un nuevo pacto social y fiscal

Según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), a finales de 2022 la pobreza extrema y la pobreza se mantenían por encima de los niveles prepandemia: la pobreza afecta a 201 millones de personas en América Latina (32,1% de la población total) y el número de personas en pobreza extrema alcanza los 82 millones (13,1%), debido a los efectos combinados del bajo crecimiento económico, la precariedad del mercado de trabajo y la inflación.

“No podemos aceptar que la desigualdad y la pobreza se conviertan en algo normal en América Latina, porque en la práctica supone que las personas no pueden ejercer plenamente sus derechos”, afirma el vocal de la Coordinadora de ONGs de España, Carlos Botella, que aglutina organizaciones sociales dedicadas a la cooperación internacional y la acción humanitaria, y una de las plataformas que organizan desde 2005 el Encuentro Cívico Iberoamericano.

Ante una cascada de crisis que siguen golpeando a la región, casi 3.000 organizaciones sociales insisten en la urgencia de un nuevo pacto social, que permita afrontar mejor las transiciones social, económica, ecológica y digital y sentar las bases de una recuperación justa. Esta confluencia de crisis demanda también grandes acuerdos y compromisos específicos en educación, salud, derechos laborales, protección social, transición ecológica y digital, entre otros.

Las organizaciones cívicas de Iberoamérica insisten en la urgencia de un nuevo pacto social, una confluencia de acuerdos en temas clave como educación, salud, derechos laborales o protección social

Se trata de un proceso que debe abordarse desde diferentes ámbitos: económico, social, político, ambiental, digital, y de acuerdo con la realidad específica de cada país, pero teniendo la Agenda 2030 como hoja de ruta común, explican desde la sociedad civil.

En este sentido, los datos de avance de la Agenda 2030 en América Latina muestran la urgencia de este pacto. Según la CEPAL, el 75% de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible presenta una tendencia que hace prever su incumplimiento en 2030. El organismo hace un llamado a un diálogo social permanente, que conecte las instituciones con la ciudadanía y los actores políticos y sociales “para encontrar amplios consensos sobre las direcciones del desarrollo”. “Necesitamos una reactivación con transformación”, alertó recientemente secretario ejecutivo de la institución, José Manuel Salazar-Xirinachs.

¿Dónde empezar? En opinión de las organizaciones sociales iberoamericanas, lo primero es avanzar hacia sistemas recaudatorios progresivos. Desde estas entidades aseguran que el punto de partida de un paquete de reformas tantas veces postergado debe ser una política fiscal progresiva y un sistema integral de cuidados que permita proteger a los más vulnerables y repartir los costos de las transiciones económicas, ambientales y digitales.

Alianzas público-privadas e inversiones estratégicas

Aunque con diferentes enfoques y prioridades, las organizaciones cívicas y el sector productivo coinciden en la importancia de un nuevo pacto social que “comprometa a todos los actores con el desarrollo sostenible y que busque un crecimiento económico que no deje a nadie atrás”. Así lo afirma la nueva presidenta del Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB), María Paz Jarvis en entrevista con el Portal Somos Iberoamérica (HIST 1).

“Las organizaciones empresariales apostamos por nuevos modelos de colaboración público-privada como la mejor herramienta para generar inversión que crea de riqueza, empleo y bienestar”, subraya quien es también presidenta de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), el gremio empresarial más importante de Ecuador. 

La líder empresarial defiende la responsabilidad y disposición del sector productivo a ser parte de la solución de los problemas socioeconómicos de la región, promoviendo el crecimiento económico y la inversión, ya que, desde su visión, “sin iniciativa privada, no hay desarrollo”.

El sector productivo defiende nuevos modelos de colaboración público-privada e inversiones en sectores estratégicos para contribuir a la recuperación

No cabe duda de que las alianzas público-privadas resultan cruciales a la hora de hacer apuestas e inversiones estratégicas en sectores dinamizadores, a la vez que permiten avanzar hacia economías ambientalmente sostenibles y de valor tecnológico. Así lo indica el informe conjunto de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y la CEPAL, “Iberoamérica: espacio de oportunidades para el crecimiento, la colaboración y el desarrollo sostenible”, presentado durante la reciente Cumbre Iberoamericana.

Este análisis conjunto identifica 15 sectores impulsores de un crecimiento con sostenibilidad ambiental, entre los que se destacan las energías renovables, la transición energética, el hidrógeno verde, la electromovilidad, la economía circular, la gestión sostenible del agua o el turismo sostenible, cuyo dinamismo puede impulsarse con estas asociaciones público-privadas.  “La base del éxito está en la adecuada combinación de estrategias empresariales con políticas públicas”, subraya el Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachis en un artículo publicado en el Portal Somos Iberoamérica.

 Nuevas instituciones para un nuevo momento

La dimensión y complejidad de los desafíos de este “día después” requiere de instituciones públicas ágiles, menos burocráticas y verticales, más centradas en resultados que en procesos y donde la innovación y la tecnología sean aliadas para recuperar la confianza de la ciudadanía. Con esta visión, la SEGIB impulsa la Agenda Iberoamericana de la Innovación Pública que busca “instalar una cultura de la innovación en las administraciones públicas”.

Esta hoja de ruta para gobiernos e instituciones públicas más innovadoras recibió un espaldarazo al más alto nivel político durante la reciente Cumbre Iberoamericana. Sus recomendaciones se resumen en cinco grandes prioridades de la innovación pública”:

Iberoamérica impulsa una Agenda de la Innovación pública, que entre otras cuestiones propone una mayor articulación entre instituciones, promover una cultura del cambio y “prevenir” la burocracia.

→ Articular una mayor colaboración entre áreas e instituciones.

→ Promover la apertura al cambio.

→ Lograr el apoyo de los/as servidores/as públicos/as.

→ Impulsar la experimentación.

→ Rediseñar los procedimientos burocráticos.

Ciencia, tecnología e innovación

El trinomio ciencia, tecnología e innovación, muchas veces rezagado en las prioridades y presupuestos públicos, no es un componente aislado, sino una herramienta para enfrentar desafíos como la transformación productiva, el cambio climático, la transición energética o la prevención de futuras pandemias. La transferencia científico-tecnológica hacia el sector productivo es todavía una asignatura pendiente para la región.

Por ejemplo, en materia tecnológica, la supercomputación es una potente herramienta para procesar masivas cantidades de datos y avanzar en investigación aplicada a diferentes campos. Pero como apunta el director del Centro de Supercomputación de Barcelona, Mateo Valero en entrevista con el Portal Somos Iberoamérica, “se requiere un empuje al más alto nivel político” para aterrizar proyectos concretos que permitan aplicar el potencial de esta tecnología a desafíos específicos y desarrollar capacidades a ambos lados del Atlántico. Ese es solo uno de tantos ejemplos del potencial aún sin explotar de la CTI.

“La ciencia es semilla de ideas y de riqueza. Si queremos tener un buen futuro y presente, hemos de apostar por una educación, una ciencia y una sanidad de calidad y no recortar recursos en investigación y desarrollo en momentos de crisis”, reflexiona Valero. En resumen, el conocimiento y la innovación tienen el potencial de impulsar la transformación de Iberoamérica, en un momento crucial, que exige no solo enfoques novedosos, sino grandes pactos y consensos que convoquen a sectores diversos con intereses dispares hacia objetivos compartidos.

Tal vez una de las grandes lecciones de la COVID es precisamente esa: nadie tiene todas las respuestas, porque éstas solo se encuentran trabajando juntos. y esa es precisamente la vocación de la Comunidad Iberoamericana, un espacio diverso que va más allá de los gobiernos de los 22 países que la conforman; una comunidad que aglutina diferentes sectores, como administraciones públicas, empresas, gobiernos locales, universidades, entidades internacionales y expertos. Iberoamérica puede ser un espacio propicio para articular un nuevo pacto social basado en la innovación para hacer realidad esa tan esperada recuperación con transformación.