Silvia Hernández: “Este siglo nos pertenece a las mujeres»

La expresidenta de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, Silvia Hernández, impulsó reformas decisivas para el empoderamiento económico de las mujeres en su país. En entrevista con Somos Iberoamérica explica por qué las leyes y la política pública “sí importan” para lograr la igualdad efectiva.

Silvia Hernández: “Este siglo nos pertenece a las mujeres»

El 20 de enero de 2022 fue un día muy especial para las mujeres costarricenses y para Silvia Hernández, la máxima autoridad del poder legislativo en Costa Rica en aquel entonces. Ese día la Asamblea Legislativa aprobó una ley propuesta e impulsada por ella y que permitía acabar  con una arcaica discriminación a la libre elección de empleo de las mujeres en su país.

Los artículos 87 y 90 del Código de Trabajo costarricense impedían la contratación de mujeres en labores consideradas pesadas, “peligrosas, insalubres o de especial dureza en los aspectos físicos o morales”. La norma, no obstante, no definía claramente qué tipo de trabajos tenían esta consideración ni qué significaba exactamente “daños morales”.

Antes de la derogación de dichos artículos, por ejemplo, una mujer que quisiera trabajar en un taller mecánico o manejar el camión de la basura, o maquinaria pesada, posiblemente no hubiera podido ser contratada.

En este sentido, según el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) de Costa Rica, los trabajos insalubres o peligrosos requieren protecciones adecuadas y especiales de seguridad y salud ocupacional, independientemente de que sean realizados por hombres o mujeres. “Una limitación legal para que este tipo de trabajos sea realizado únicamente por hombres supone en la práctica una discriminación de género”, explica.

A su vez, la legislación impedía que solteras menores de 18 años trabajaran en las calles o en lugares públicos. Concretamente, el artículo 90 prohibía expresamente “el ejercicio por cuenta propia o ajena de un oficio que se practique en las calles o sitios públicos, siempre que lo haga un varón menor de 15 años o una mujer soltera menor de 18 años.”

Una reforma legal derogó dos artículos que limitaban la libre elección de empleo y la igualdad de salario de las mujeres en Costa Rica

 

En la práctica, estos artículos ahora derogados equiparaban a las mujeres con personas menores de edad y daban un sentido de “tutelaje”, por considerar que requerían una protección especial, diferenciando incluso a partir del estado civil, explica la exparlamentaria Silvia Hernández en entrevista con el Portal Somos Iberoamérica.

Con la reforma aprobada en enero, se mantiene la prohibición de este tipo de trabajos peligrosos para los menores de 18 años, pero sin diferenciación por género, edad, ni estado civil. La modificación de estos artículos reconoce y equipara la capacidad de trabajo de hombres y mujeres, garantizando el principio de igual remuneración por igual trabajo y el de libre elección de empleo para las mujeres, subraya la exdiputada Hernández.

 

Hacia una igualdad efectiva

“A muchas personas les parece sorprendente que todavía existan trabas legales tan discriminatoriamente abiertas al empoderamiento económico de las mujeres en nuestros países”, confiesa Hernández, recordando que ella misma no fue consciente de la existencia de estos artículos en el Código Laboral de su país hasta que la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y ONU Mujeres presentaron un estudio que revelaba hasta qué punto la desigualdad legislativa limita los derechos económicos y la autonomía de las mujeres en todos los países iberoamericanos.

Este hecho quedó reflejado en la exposición de motivos de la ley propuesta por Silvia Hernández: “La iniciativa surgió de un estudio conjunto de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y ONU Mujeres sobre autonomía y empoderamiento económico de las mujeres en la región”.

“Gracias a la SEGIB y ONU Mujeres tuvimos la evidencia de leyes que estaban agazapadas y que antes no habían llegado a nuestros ojos como legisladoras. Además, fue muy importante el acompañamiento de estas instituciones internacionales para emprender el camino de las reformas”, destaca la líder costarricense.

A partir de tener consciencia e información sobre estos desafíos pendientes en materia legal, empezamos un trabajo activo con legisladoras, líderes políticas, presidentas de comisiones legislativas, donde participaron SEGIB y ONU Mujeres a través de sus máximas autoridades. “Esto fue muy importante, porque produjo gran interés, sensibilidad y visibilidad sobre el tema, además de estar sustentado por una evidencia de gran valor técnico”, afirma la expresidenta de la Asamblea Legislativa.

“Esta reforma tiene un mérito especial porque la concebimos en plena pandemia, a la vez que debíamos atender otras prioridades nacionales”, reconoce Hernández, quien explica que el trabajo legislativo se enmarcó en la “Agenda Mujer” que apoyaba a las mujeres y jóvenes en los desafíos que imponía la pandemia.

La evidencia empírica aportada por SEGIB y ONU Mujeres y un acompañamiento de sus máximas autoridades ayudaron a concretar cambios legales decisivos para la igualdad de género en Costa Rica

El impulso de esta agenda recuerda Hernández, generó un ambiente propicio para visibilizar la importancia del empoderamiento económico de las mujeres por medio de leyes. El mensaje era claro, tanto en lo que se refiere a los derechos y autonomía económica de la mujer como a su participación y aporte en la salida de la crisis.

Por eso, otro hito clave para el país centroamericano fue la declaración de 14 mujeres costarricenses como “Beneméritas de la Patria”. Este hecho permitió visibilizar y reconocer el aporte de las mujeres en diferentes campos como la ciencia, salud, cultura, medioambiente y también de la política, lo que supone también un mensaje para que la recuperación se haga con plena participación y voz de las mujeres, subraya Hernández.

Desde la experiencia de su propio camino Silvia Hernández afirma con convicción: “Estoy convencida de que este siglo nos pertenece a las mujeres”. Hoy más que nunca tenemos mujeres referentes en espacios de liderazgo en política. Todavía son pocas, pero afortunadamente mucho más que antes. Es algo que debe inspirar a niñas y jóvenes hoy”, declara a la vez que recuerda que las conquistas de las mujeres de generaciones anteriores permitieron que hoy tengamos más derechos.

La ex presidenta de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, Silvia Hernández con su hija Isabella, durante la conmemoración de su mandato frente al poder legislativo de su país.

Desafíos

Aumentar los espacios de liderazgo y participación femenina es apenas uno de los grandes retos pendientes. ¿Qué más falta para avanzar hacia una igualdad efectiva?

“Tenemos que vincular la narrativa de igualdad de género a los espacios de toma de decisión de política pública en aspectos concretos que pueden incidir directamente sobre el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de oportunidades”.

“Hay que vincular la narrativa de igualdad de género a los espacios de toma de decisión de política pública”

Hernández cree que es decisivo crear las condiciones para que las mujeres puedan ejercer sus derechos en aspectos como la educación de las niñas, la prevención de embarazos adolescentes, favorecer que más niñas y jóvenes opten por disciplinas científicas y tecnológicas, la inclusión financiera y el acceso al crédito, por citar solo algunos aspectos concretos que determinan el empoderamiento y autonomía económica de las mujeres.

La líder costarricense vislumbra oportunidades para avanzar en varios frentes: el empoderamiento económico de las mujeres, la erradicación de la violencia y el feminicidio, derechos sexuales y reproductivos y corresponsabilidad en los cuidados. Son espacios en los que se pueden tomar decisiones valientes de política pública que verdaderamente logren impactos en la vida de las mujeres y transformaciones en las sociedades, sostiene.

¿Qué va primero, las leyes o un cambio de mentalidad de la sociedad? Silvia Hernández concluye que “las leyes importan porque ayudan a sensibilizar a la sociedad que a veces no es plenamente consciente de determinadas discriminaciones, pero los cambios se logran combinando leyes, políticas públicas y liderazgos constructivos que van transformando las mentalidades. Lograr acciones para el empoderamiento económico de las mujeres no es optativo, sino imperativo”, concluye al finalizar un diálogo que inspira a seguir liderando para la igualdad real.

Esta participación, liderazgo y potencial femenino que hoy es cada vez más visible representa al mismo tiempo un camino de renuncias personales para tantas mujeres que como Silvia Hernández, lucharon para formarse, superaron diferentes vicisitudes y apostaron por asumir cargos de responsabilidad.

Ese camino cuesta arriba fue también el que recorrió la economista Silvia Hernández (San José, 1976), quien antes de ser la cuarta mujer en presidir la Asamblea Legislativa, fue también viceministra de Política Económica, jefa de fracción del Partido Liberación Nacional (PLN), presidenta de la Comisión de Hacienda en dos ocasiones, consultora de Naciones Unidas, por mencionar solo algunos cargos de una extensa trayectoria profesional construida a partir de estudiar con becas, trabajar muy duro y superar dos operaciones después de ser atropellada por un vehículo a los 24 años.

Presidió la Asamblea en un momento difícil (mayo 2021-mayo 2022), durante la implementación de una reforma fiscal que no se había logrado en anteriores gobiernos, con una asamblea altamente fragmentada y urgida por dar respuesta a las secuelas de la pandemia y en la recta final del proceso de aprobación por parte del congreso para el ingreso de Costa Rica en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

Preguntada sobre los obstáculos y las renuncias personales que marcaron su liderazgo, afirma: “Tuve que renunciar al autosabotaje, a los miedos. Como familia, tuvimos que demandar un acompañamiento mayor de la figura paterna para que yo pudiera ejercer muchas de estas funciones que consumían gran cantidad de tiempo”.

Mirando en perspectiva reconoce que durante las maratonianas jornadas de trabajo de más de 12 horas “fue difícil encontrar el balance familiar y profesional” para pasar tiempo con su hija Isabella de 8 años, porque las mujeres, recuerda “tenemos también esa carga cultural y emocional que nos impone asumir el rol de la crianza y los cuidos”.

“Un día llevé a mi hija al Congreso para que entendiera lo que estábamos haciendo y porqué ese trabajo que hoy le quitaba el tiempo de su mamá, mañana podría significar una oportunidad para muchas niñas como ella”, dice emocionada al recordar la implicación de su familia en el camino de un liderazgo comprometido y propositivo.

Cuando la política publicó esta foto, un comentario en redes sociales le marcó profundamente: “que más niñas tengan la oportunidad de abrazar a sus madres presidentas, para que cada vez más niñas puedan llegar allí”.