Celeste Saulo (Buenos Aires, 1964) acaba de romper el techo de cristal en varios frentes: es la primera mujer, la primera americana, y la primera iberoamericana elegida para liderar la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el organismo especializado en el clima de Naciones Unidas que integran 193 países. Como nueva Secretaria General del organismo, desde enero de 2024 Saulo asumirá el reto de contribuir a paliar las desigualdades agravadas por el cambio climático. Convencida de la necesidad de fortalecer las capacidades de los países para contar con mejores pronósticos, Saulo representa a Argentina en la Conferencia de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Iberoamericanos, CIMHET, surgido de esa necesidad de información sobre la variabilidad y el cambio climático para minimizar riesgos, mitigarlos y adaptar las actividades a las futuras condiciones del clima. Una experiencia que ahora implementará globalmente.
Es usted la primera mujer que llega a Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial, a qué retos se enfrenta.
El crecimiento de la inequidad sumado al cambio climático, que también está en aumento, creo que son dos aspectos de alto nivel de desafío para cualquier autoridad en estos temas.
¿Cómo ha cambiado el clima en América Latina y en el Caribe y cómo está afectando al continente?
En el último reporte del estado del clima de América Latina y el Caribe se observan tendencias preocupantes, por ejemplo, respecto del aumento del nivel del mar, que tiene muchas implicancias, no solo lo que parece más evidente, que es afectar a los pequeños estados insulares, sino también la ocurrencia más frecuente de tormentas tropicales y la combinación de fenómenos: las marejadas productos de tormentas, el aumento del nivel del mar, lo que está lloviendo en el momento que se produce una tormenta. Son demasiadas amenazas naturales para impactar a poblaciones que son altamente vulnerables. Estamos viendo las señales sin ecualizar de lo que es el impacto climático.
¿Están preparados para afrontarlo?
La posibilidad de adaptarse tiene que ver con tener desarrolladas un conjunto de capacidades. El cambio climático está y nos afecta a todos. Probablemente algunas señales son muy marcadas en el hemisferio norte, por ejemplo, el calentamiento del Ártico. Ahora bien, cuando uno ve otros impactos, no cabe duda de que la vulnerabilidad de los países en desarrollo y de los pequeños estados insulares es mucho más grande, porque las necesidades a resolver son más básicas todavía. Es decir, no resuelto el tema del agua potable, de la vivienda, de la salud, de la educación… Si a eso le agregamos las amenazas naturales y los desastres que se producen en algunos lugares, bueno, uno se da cuenta que es muchísimo más grave.
«La vulnerabilidad ante la crisis climática de los países en desarrollo y de los pequeños estados insulares es mucho más grande»
¿Qué se puede hacer?
Si hablamos de adaptación, sabemos que son medidas que nos permiten «prepararnos para”. En ese “prepararse para” tenemos que pensar en inversiones, en desarrollo de capacidades, en infraestructura. Uno no se puede “preparar para” sin recursos. Y una no puede evitar pensar que los países en desarrollo y los pequeños estados insulares vamos a ser los más afectados. Desde mi posición, desde la Organización Meteorológica Mundial, vemos dos o tres líneas de acción. La más importante es esta iniciativa promocionada por el Secretario General de Naciones Unidas: alertas tempranas para todos los países. Para todos.
Tenemos que partir de la base de que aproximadamente la mitad de los países no poseen sistemas de alerta temprana. Y la pregunta es: “¿para qué?” Bueno, porque ante un fenómeno que es irreversible y que va a ocurrir, hay dos cuestiones que pueden trabajarse de manera anticipada que permita proteger a la población, sus bienes y sus medios de vida eventualmente. Eso solamente es posible si lo pueden anticipar. La alerta temprana es un modo de adaptación. Si además tengo todos los canales aceitados para que la población esté informada y tome conciencia, que sea asistida para, por ejemplo, moverse de un lugar al otro, para que sea cuidada y para que luego haya una capacidad de respuesta y de recomposición de los daños, tengo un sistema de alerta completo.
¿A parte de las alertas tempranas qué otros roles desempeña la meteorología?
Tiene un rol importante a la hora de recabar datos. Si no tuviéramos esta capacidad de intercambiar datos confiables, comparables entre sí, no podríamos hablar hoy de señales de cambio climático o del aumento de temperatura por encima de los valores preindustriales. Podemos hablar de eso porque durante años hemos medido, establecido pautas y continuado esas mediciones en el tiempo. Es la información para la toma de decisión. Es saber qué está pasando en cada país, qué está pasando en cada región respecto de los típicos regímenes de lluvia, temperatura, eventos extremos… porque los fenómenos ocurren, ocurrieron y seguirán ocurriendo, pero conocerlos y poder tenerlos claramente definidos es la base para poder tomar decisiones. Por último, su rol tiene que ver con la provisión de servicios. Cuando tienes una cantidad de información meteorológica y climática relevante, que sabes que va a impactar en una actividad productiva, como por ejemplo la producción agropecuaria, la pesca, el transporte, la energía, es fundamental traducir esa información técnica del terreno de la meteorología en información adecuada para la toma de decisión del sector productivo. Denominamos a estos servicios climáticos porque es como pensar la manera de adaptar la información climática a la toma de decisión que tiene que hacer un sector. No es lo mismo la decisión que toma el sector que genera energía, que por supuesto necesita saber el régimen de lluvias, que la información que toma el sector agropecuario, que tiene que saber cuándo empieza a llover o cómo empieza a llover para tomar una decisión pertinente. Y así podríamos dar miles de ejemplos. La provisión de estos servicios de manera orientada, pensada en cada problema, también es un desafío para los servicios meteorológicos y consecuentemente para la Organización Meteorológica Mundial.
¿Cómo se puede adecuar para garantizar la seguridad alimentaria?
La única manera de proveer información que sirva para trabajar en la seguridad alimentaria es que los servicios meteorológicos trabajen con los sectores productivos, con cada uno independientemente. Una sequía no impacta lo mismo al sector agropecuario que al sector ganadero. Y te voy a dar un ejemplo: el sector ganadero. Por supuesto, el ganado se ve estresado y eventualmente se pueden perder cabezas de ganado. ¿Y qué aparece? Aparece la industria del cuero porque hay mucho más cuero disponible del que habría habido si no se hubiera producido una mayor mortalidad del ganado. Eso implica una decisión en el sistema productivo. Es un hecho irreversible, no se puede hacer nada para salvar la vida del ganado, pero sí para que el sector productivo pueda reconvertirse o adaptarse o adecuarse a recibir otro insumo que en condiciones normales no hubiera recibido. Cuando hablamos de producción y, en este caso, seguridad alimentaria, el caso de la pérdida del ganado sería la pérdida del insumo para la comida, pero siempre hay una manera, tomado a tiempo, de revertir o mitigar una pérdida que podría ser enorme.
¿Qué sería necesario para lograrlo?
La única manera es trabajar junto con, no esperar que la meteorología genere una información perfecta. Es ese diálogo permanente en el que alguien expresa: “yo necesito esto”. Y tras esa petición, hay alguien que responde que no se lo pueden dar pero pueden adaptar lo que saben en base a esa información. Con eso pueden tomar una decisión, salvar su cultivo, adaptar su siembra, modificar la fecha en que cosechan. Pero para conseguir eso, hay que estar muy ajustados, muy en sintonía, y eso es un ejercicio que hay que establecer. No está claramente establecido en todos los países. Los resultados difícilmente se pueden obtener de manera aislada, ¿no? Y ahí vienen, por supuesto, las cooperaciones. Las cooperaciones a nivel iberoamericana son un ejemplo interesante. Me parece que hay mucho, mucho todavía por hacer mirando los problemas a escala regional. Y un ejemplo claro lo tenemos en lo que pasa [periódicamente] con La Niña. Cuando hay zonas de la región que están padeciendo excesos de lluvias, hay otras que están padeciendo déficits. Poder manejar esto de manera conveniente para todas las partes, no apropiarse del beneficio, sino compartir los beneficios de una manera inteligente, me parece que es parte de un desafío que tenemos como comunidad global. Porque las cosas van y vienen. Los que tuvimos sequía, ahora probablemente tengamos exceso de precipitación. Y de nuevo, ¿me voy a apropiar del beneficio o voy a ver la manera de ir por un bien más global o un bien más regional? Creo que ahí los seres humanos tenemos muchísimas cosas por aprender. Ojalá las aprendamos, porque de otra manera no veo cómo nos vamos a adaptar a la situación a la que nos expone el cambio climático.
«Alcanzar estos objetivos para el desarrollo sostenible implica trabajar con muchas agencias en el interior de los países, pero en particular con los servicios meteorológicos e hidrológicos, e implica empoderarlos».
¿Lo ve factible?
Fácil no es, pero es apremiante. Y creo que cuando los problemas son apremiantes, los países finalmente se encuentran mejor predispuestos a encontrar soluciones conjuntas. La primera tendencia de los países es proteger su propio interés, en detrimento a veces del interés de los otros. Pero ya tenemos muchos ejemplos de situaciones que no conducen a un beneficio generalizado si miramos intereses muy individuales. Creo que en este sentido la Comunidad Europea es un buen ejemplo. Está claro que Europa como conjunto ha logrado establecer prioridades como región que en sí mismas son superadoras de los beneficios de cada país. Creo que, por ejemplo, Latinoamérica todavía tiene mucho por hacer en ese sentido. Fácil no es, pero apremiante sí, con lo cual creo que vamos a tener que buscar resortes para lograrlo.
La cooperación y coordinación de y con los servicios meteorológicos parece clave.
Es un resorte, estoy de acuerdo contigo. Están muy desdibujados los servicios meteorológicos en sus reales capacidades para contribuir al desarrollo sostenible. Muchos gobiernos no consiguen articular sus objetivos para ese desarrollo sostenible, que han suscrito en agendas globales, también en el marco de SENDAI ( para la reducción de riesgos de desastres). Tenemos decisiones muy importantes tomadas a nivel de presidencias y ministerios, pero sabemos que cada presidente o ministro que vuelve a su país tiene que buscar un sector o una agencia que hagan eso, que bajen a territorio ese compromiso que se asumió a nivel político. Y ahí los servicios meteorológicos tienen un rol muy importante: en la agenda de la reducción de riesgos de desastres; en la seguridad alimenticia; en la transformación a energías renovables. ¿Por qué? Porque todas las renovables dependen de la meteorología. Quien maneje convenientemente la información sobre el viento, el sol y el agua está manejando un recurso, un insumo ultra valioso y ultra sensible que es la energía renovable. Lo que está faltando es esa unión al más alto nivel político. Alcanzar estos objetivos para el desarrollo sostenible implica trabajar con muchas agencias en el interior de los países, pero en particular con los servicios meteorológicos e hidrológicos, e implica empoderarlos, dotarlos de recursos, dotarlos de infraestructura, dotarlos del personal idóneo, de que la ciencia se involucre con estos servicios. Si uno mira transversalmente los 17 objetivos para el desarrollo sostenible, prácticamente, seguro, muchísimo más de la la mitad, entre 11 y 13 de ellos, depende cómo lo quieras mirar, seguro tienen un factor de impacto por parte de lo que puede suceder a nivel del tiempo y el clima. Por eso digo que empoderar a los servicios meteorológicos de alguna manera debería contribuir a que los países puedan acercarse a esos objetivos para el desarrollo sostenible. Tampoco quiero ser ilusa en decir sólo con los servicios meteorológicos, por supuesto que no. Digo que los países tienen estructuras complejas, hay que respetarlas y comprenderlas. Generar un servicio climático implica necesariamente un diálogo con el que toma la decisión. La información sola consultada en una página web puede resultar incompleta para quien toma la decisión. Esa rapidez por buscar información, a veces de fuentes que no son del todo confiables, termina siendo un problema para la decisión. Y ahí es donde creo que hay muchísimo más por trabajar, en esa ida y vuelta entre quienes generan la información robusta y confiable y toman responsabilidad sobre ello y quienes toman la decisión de manera de generar un círculo virtuoso.
¿Qué pediría a los Gobiernos para afrontar estos retos?
Yo les pediría apoyarse en sus servicios metereológicos e hidrológicos y pensar que se trata de un sistema. Como todo sistema hay muchas partes involucradas, donde la información meteorológica es una, el conocimiento del riesgo es otra, la problemática de la seguridad alimentaria como problemática en sí misma es otro y la sociedad y los sectores tienen reacciones diferentes. Entonces, a lo que los invito es a entenderlo como un problema complejo, sistémico, que se aborda mirando el sistema en su conjunto y no las partes por separado. Esto invita a trabajar interdisciplinariamente, interinstitucionalmente e internacionalmente.